Escuchar el silencio

Autorxs

Juana Abramovich Cosarin, Paula Barrera, Carolina Branca, Alma Fortunato, Mora Piazzolla

Una paz

El barullo de la gente
cuando camino por el centro

El humo del mate cocido
que me empañan los lentes

El silencio en verano
cuando vuelvo de la playa
y me siento en las escaleras
a mirar el cielo.

El eco que se genera
cuando hablas en un escenario
casi vacío.

Los chapuzones
cuando la gente se tira
de bomba en el verano
ansiosa por escuchar el ruido
al caer.

Esa paz en forma de sonido
que se genera
cuando estás sentado
en la sombra de un árbol
el viento sopla despacito
como un susurro
y sentís una paz
como si las preocupaciones
desaparecieran por tan solo un instante…

Re china

Rechina los pies en el piso
acecha a las sombras
que caen al piso
y se esconden
debajo de las baldosas
las uñas arañan
se clavan en lo profundo
bajo el rechinar de los pies
en el piso
en las baldosas
en las yemas de los dedos
partiendo las uñas
que tintinean en el piso
arriba de las zapatillas

Suaves palabras

Suaves palabras que iluminan sus miradas con el fondo de lluvia

las estrellas recorren mis pupilas ocupadas por su reflector imaginario, 12 besos que recorren mis mejillas y me abrazan con susurros al oído
lentos
y
sencillos

¿ a donde van las palabras que se susurran?
soy aquella que se identifica con la sombra reflejada sobre la pared
pero
¿
cuanto
durará
mi
a
m
o
r
?

Dos canciones

1
Una sala enorme. Una alfombra roja que cubre absolutamente todo el piso. Un piano antiguo pero reluciente y cuidado como nuevo ubicado justo en el centro de la habitacion y sentado frente suyo un hombre vestido de traje negro y una mascara cubriendo sus ojos tocandolo con toda la concentracion del mundo. El piano suena tan fuerte que uno podía sentir el suelo moverse y si se levantaba la vista, el techo temblar. Un ruido ensordecedor, de esos que uno los escucha con el motivo de esperar que paren. Pero nunca parecieran terminar.
2
Una niña toma su violín y sigilosamente sube hacia el balcón de su casa donde sus padres no podrían escucharla. Hace el menor ruido posible mientras sube por las muchas escaleras de su enorme casa. Afuera ya es de noche pero ella no logra dormir todavía. Cuando termina las escaleras, se sienta en una punta, cierra los ojos y empieza a tocar sin saber qué es lo que está tocando ni cuando va a terminar, pero su arco la guía y marca el camino para ella mientras es absorbida por el viento de la noche.

Una parte

Existe en cada uno
una parte que quiere
escuchar el silencio,
aun en el más charlatán.

A veces se acurruca.

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